20/1/09

Cuando la Historia conoció a su hombre más rápido...

16 de agosto de 2008. 15h de la tarde hora española. Empiezan a aparecer los finalistas de la prueba de 100m de los JJOO de Beijing. El estadio enloquece cuando ve a las figuras de una de las pruebas reinas -por no decir la que más- de los Juegos. Ahí aparecen Dix y Patton (USA), Thompson y Burns (Trinidad y Tobago), Martina (Antillas Holandesas) y Bolt, Powell y Frater (de Jamaica)
La isla caribeña, patria del reggae y del mítico Bob Marley, en esta prueba, había ofrecido un resultado inmaculado: de los tres jamaicanos participantes a lo largo de la clasificación, los tres habían llegado a la final... casi nada. Tyson Gay, de Estados Unidos, poseedor de la tercera mejor marca de todos los tiempos con 9.77, por el contrario, había caído en semifinales tras una paupérrima actuación.
Los participantes ya preparados se concentran. El gran Usain Bolt -el que todo el mundo viste como ganador- hace sus curiosas y divertidas muecas en pista. A mi parecer son unas muecas divertidas que sirven para disipar los nervios y la tensión del momento, aunque muchos/as lo consideran como provocativo que debería ser penalizado. Para gustos...

El juez ordena a los ocho participantes -todos ellos unos auténticos fueras de serie- que se preparen. El semblante de cada uno de ellos cambia radicalmente, el de Bolt el que más. Powell no está en sus mejores condiciones, pero el público sabe que fue el primer jamaicano que consiguió el récord del mundo en los 100m y que puede dar la sorpresa. El estadio emmudece. En todo el mundo hay una mezcla entre miedo y emoción. ¡Bang! Se oye el estruendo del disparo en todos los rincones del estadio.
Bolt sale medianamente parado por culpa de su gran altura que no le permite hacer una salida excelente. Martina muestra síntomas de gran debilidad y se descuelga; Patton y Burns siguen su mismo camino, pero esos dos se descuelgan definitivamente. Frater y Powell, los dos jamaicanos, sufren un incomprensible pajarón que no les permite llegar ni conseguir una medalla. Decepción jamaicana? NO, ni mucho menos! El gran Usain Bolt, con una combinación de salto y potencia en su carrera, enloquece al Estadio de los Trabajadores de Pekín antes de que haya terminado la prueba. Veinte metros antes de llegar a la línea de meta, baja pistón porque se ve campeón.
Pero la orgía total llega cuando periodistas llegados de todos los rincones del mundo estallan de júbilo. La gente se abraza, se emociona e incluso llora. ¡RÉCORD DEL MUNDO! ¡Y al trote! Resultado oficial: ¡9.69!
¡Bolt corre gritando de júbilo! Por la cabeza se le pasarían los arduos entrenamientos que tuvo que aguantar durante toda su carrera.
Pero lo más insultante y humillante para sus rivales fue que se paró abriendo los brazos a veinte metros del final. Estudios demuestran que pudo conseguir el estratosférico tiempo de 9.53. Para mi, si hubiera ido con la intención de correr seriamente, podría haber llegado incluso a los 9.45. Pero ya habrá tiempo para eso... Mientras, Thompson y Dix completaron un podio que parecía que tuviera un solo amo y protagonista

Aquél "niño" jamaicano de Montego Bay, a pocos días de su aniversario, recibió su mejor regalo. Qué suerte para él y para el mundo, que a la edad de 10 años el cricket dejara paso al atletismo. Otro dato importante de él es que a la edad de los 16 años, el tío llegó a bajar de los 20 segundos en los 200m (prueba de la cual también posee el récord mundial, y que ni siquiera competidores de talla mundial han logrado bajar de los 20 segundos!). No, quizás no fuese otro dato, sino que fue el dato; ya que esa marca nos introdujo el devenir de una estrella que aún no se ha apagado. Una estrella que brilla con más fuerza que ninguna otra; una estrella alucinante que parece que no tiene límites; una estrella que en los pasados Juegos consiguió tres medallas y tres récords del mundo en todas las pruebas que participó; una estrella que está marcando un antes y un después en la historia del deporte y que, a mi entender, está siendo minoscabada con el argumento de que hace un "preespectáculo" un tanto desconsiderado hacia sus rivales. Para mi quedas perdonado, Usain.


Pau Lladó i Rebull ©