22/10/09

Mi héroe.

"Quiero morir a los cien años de edad con una bandera americana a la espalda y la estrella de Texas en el casco, tras descender gritando por los Alpes sobre una bicicleta, a 120 kilómetros por hora. Quiero cruzar mi última línea de meta y oír a mi esposa y a mis diez hijos aplaudiendo, y luego quiero tumbarme en un campo de esos famosos girasoles franceses y expirar con elegancia: es decir, la antítesis perfecta de la patética muerte que un día me diagnosticaron."

Así empieza el famoso libro de Lance Armstrong: "Mi vuelta a la vida", que he acabado de leer hoy mismo. Este best seller, relatado por el mismo ciclista americano, hace un breve recorrido a lo largo de casi tres-cientas páginas de la vida del genio de Austin hasta que ganó su primer Tour en 1999.

Recuerdo aquellos domingos de verano. Yo era tan sólo un chavalín de 11 años, en 1999. Por las mañanas (de buena mañana, madrugando) iba a pescar con mi padre y lo pescado nos lo preparaba mi madre para comer. La televisión daba asco. No había nada que mereciera la pena de ver un domingo por la tarde o, quizás, yo no era lo suficiente astuto como para encontrarlo. Fue así que un día mi padre me arrebató el mando de las manos y dijo con vehemencia: "-Hoy ciclismo!"
¿Ciclismo? Ya me lo conozco, pensé. Entonces creía que el ciclismo era la excusa perfecta para echar una cabezadita y que era un deporte aburrido llevado a cabo por unos tíos masocas que subían unas montañas sudando como cerdos y que, yo, de mientras, me tomaba un helado y estaba fresquito con mi ventilador. Además, el deporte en general me aburría a pesar de que acabara de ganar un open de tenis con, modestia aparte, una facilidad insultante.
No recuerdo con exactitud cuál era la montaña que estaban subiendo. Recuerdo a mi padre, uno de los mayores entendidos en ciclismo que jamás haya conocido (que ha saboreado en primera persona las victorias de Induráin, Anquetil o Merckx), como me iba describiendo a cada uno de los corredores que veía en pantalla. Primero lo hizo con Zülle, un gigantón rubio suízo; Escartín, un sufridor con unas fesomías aguileñas o Virenque, un francés con carácter.
De pronto, recuerdo que un tío vestido de amarillo arrancaba con muchísima potencia. La cara de mi padre la recuerdo como si fuera hoy: boqueabierto y con los ojos como platos. ¿Y ese, cómo se llama?, pregunté. Mi padre movió la cabeza de manera reiterada y horizontal. "Ni idea, no lo había visto en mi vida" iba diciendo.
De pronto en la pantalla apareció: "181. Lance Armstrong". Armstrong, Armstrong..., iba repitiendo una y otra vez. Cuando vi aquel americano con una cara demacrada subiendo aquella montaña helada con aquella potencia me asombró. De repente escuché que mi padre dijo... "a la altura del Caníbal" (se estaba refiriendo a Eddie Merckx, el ciclista con mayor palmarés de la historia). Ni le pregunté quien era el Caníbal. Yo iba observando a aquella mancha amarilla como se desplazaba con suma facilidad. Dentro de mi empezó a herbir algo, un sentimiento que nunca había experimentado antes. Me levanté sin darme cuenta, y me fui pitando a mi cuarto. No tenía internet, por lo que busqué en libros y enciclopedias. "Mierda, no encuentro nada sobre el americanito. Mierda, mierda, mierda...!", iba repitiendo una y otra vez.
Lo que estaba claro es que algo había nacido en mi. Es una sensación que no había experimentado jamás. Sentía algo llamado admiración. No me malinterpretéis... admiraba a mis padres, familiares y a algún amigo mío (no a muchos, ya que nunca he tenido muchos a consecuencia de mi infancia que creó en mi un carácter duro y tenaz); pero aquel domingo de 1999 descubrí que algo había aflorado en mi. Había aflorado ese sentimiento llamado admiración. Estaba anonadado por la hazaña del americano que días después se coronaría como el segundo americano que ganaba el Tour, cuando en los ochenta lo hizo en dos ocasiones el gran Greg Lemond.

2000, 2001, 2002, 2003, 2004, 2005... hasta hoy.
Mi admiración ha ido en aumento hacia el de Texas. Cuantos más recursos tenía, más investigaba sobre su vida. Un buen día descubrí que tuvo cáncer. "Cáncer...", pensé. El cáncer es una enfermedad que durante los últimos años ha experimentado una gran mejora en el campo de investigación y tratamiento. En mi familia, como en muchas otras, ha entrado y en mi caso me arrebató algunos de los seres que más quería. Es una triste realidad, muy triste y permitidme ser algo egoísta... a veces, sólo a veces, la sufren más los amigos o familiares que el propio paciente.
Por su parte, Lance iba ganando Tour tras Tour con una facilidad insultante. Un buen día -no me acuerdo cuando-, navegando por la red, descubrí la llamada Lance Armstrong Foundation, posteriormente llamada Livestrong. Sí, iba sobre el cáncer. Sin pensarlo, al instante, me hice miembro y hoy tengo muchos productos de esa empresa en mi casa y, en todo momento, luzco con orgullo la auténtica y primera pulsera (digo eso, porque posteriormente se han creado muchas más, algunas de las cuales no tienen otro valor que lucrar y enriquecer a alguien determinado).
Mi admiración por el ciclista aumentaba vertiginosamente. Hace escasamente ocho meses me enteré que mi amada Girona, lugar donde vivió hace tiempo Lance, era ciudad de salida de una etapa del Tour. Me acuerdo que aquella mañana de julio -hace cuatro meses-, cuando se celebró la etapa, fui con un muy buen amigo mío a verlo. Me levanté de buena mañana y a las 8.30 ya estábamos en la capital provincial. Tengo que admitir que me sentí enojado. Pocas personas recordaban que Lance vivió en Girona y imperaban la Contadormanía y la Sastremanía. Me ponía de los nervios. "¿No despertaba pasiones Lance? Si ha ganado siete Tours y nunca le ha pillado ningún vampiro!", pensaba una y otra vez. Iba buscando el autocar del Astaná. Lo hacía sin cesar. Estaba tan nervioso que mi estómago se hizo un nudo. Pero... al fin, al fin cumplí un sueño, el sueño de verlo. Lo vi parado, por primera vez... no le vi como le había visto antaño encima de una bici y pasando como una flecha por la ciudad catalana.
Recuerdo la presentación. Contador recibió una eufórica ovación. Lógico, pensé... estaba en casa. Acto seguido, Haimar, Paulinho, Klöden, Popo... y Lance. Cuando presentaron a Lance estaba tan eufórico que empecé a dar brincos. Paradójicamente, cosa que yo no esperaba, a mi lado no había muchos fans del americano. Todo el mundo se me quedó mirando, hasta el propio Lance, que de lejos vio a un loco como celebraba su presentación. Fue uno de los momentos más sonrojantes de mi vida, pero también de los mejores.

En el Tour también me encontré a un buen amigo. Un compañero de fatigas deportivas que en su tiempo fue uno de los mejores ciclistas del país. Hace cuestión de un mes me dijo: "Oye, tengo un libro de Armstrong". "Qué me dices... pues ya me lo estás dejando", dije. Albert (así se llama) conocía mi admiración por Lance y me lo dejó al instante.
El libro lo terminé ayer. Parecerá raro que alguien como yo diga lo que voy a decir: antes no conocía a Lance. Tengo muchas tertulias deportivas improvisadas con compañeros o amigos. Muchos saben de mi admiración por Lance y cuando hablamos de ciclismo siempre sale el ciclista americano como tema central. "Está dopado". Eso es lo que me suelen decir. Hasta hace casi un mes sólo podía negar ese mal argumento con la cabeza y remitiéndome a muchos hechos cronológicos y a que Lance nunca ha dado positivo. Pues bien, tras leer ese libro ahora puedo contrargumentar perfectamente porque Lance no ha podido doparse nunca. Y es que ayer, mientras acababa el libro, descubrí que sólo tuvo un 3% de esperanza de vida cuando sufrió un cáncer con metástasi que le afectó a la zona cerebral, pulmonar y testicular. Los argumentos que describía Lance en su libro son sencillamente estupendos y clarividentes. Y es que una persona que ha pasado una quimioterapia tan fuerte si después de esta se empieza a poner "mierda" en el cuerpo, tiene muchísimas probabilidades de morir de cualquier embolia o infarto.
Ahora lo veo claro, es uno de los mejores deportistas de todos los tiempos. A veces tendimos a creer que los mejores deportistas son los que tienen mayor palmarés. Craso error. No puedo estar más en desacuerdo. Por esa regla de tres, el defensa italiano Fabio Cannavaro sería mejor que el gran defensa italiano Paolo Maldini, y eso no es cierto.

Volviendo a Lance, con ese libro he aprendido muchísimo. Admiraba a Lance y le admiro. Algún día, y lo digo en serio, espero poder participar en la carrera de las Rosas, una carrera benéfica que se hace en la ciudad natal de Lance Armstrong (Austin, Estados Unidos) y que es totalmente a nivel amateur. Se hace para los enfermos de cáncer y participan amigos de Lance o ciclistas de la índole del gran Merckx.
Lance ha sido para mi un gran qué. Sus espectaculares ascensos y sus sacrificios (come cereales con agua con revuelto de huevos para desayunar, para así adelgazar) para ser el número 1 han sido memorables y me han animado mucho en mi vida deportiva. Tengo flacos recuerdos de mi infancia, pero recuerdo a la perfección el momento con el cual he abierto ese post. Asimismo también recuerdo el momento que me compré mi primera pulsera livestrong. En aquel momento sentí algo especial. El espíritu de Lance -la de un niño sin padre, pobre, con bulling escolar y social, con una esperanza de cáncer de sólo un 3% de supervivencia- estaba conmigo. Diferentes personas, diferentes objetivos y con un mismo espíritu.

Ahora, cada vez que tengo un compromiso deportivo, estudiantil u otro importante, con la mano derecha me agarro fuerte las pulseras que tengo en el brazo izquierdo, acordándome de los buenos valores humanos y de todos aquellos que quiero dedicar mi triunfo, los seres que más quiero, los que comparto el día a día y los que he perdido; repitiendo una y otra vez con lágrimas en los ojos: "con el espíritu de Lance, vamos a darlo todo y a conseguirlo".
Y cuanto más me emociono, más fuerte me siento...



Pau Lladó i Rebull ©

22/6/09

Mundial de natación. La gran prueba.

Los lectores entrevistan a Santiago Segurola

Adjunto al director de MARCA.

22 de junio de 2009 | 17:00

P: Buenas Santi!. Yo continúo insistiendo en natación, a ver si tengo suerte!. Phelps demostró ayer de lo que es capaz haciendo un tiempazo de 50.48s. Está claro que es un tiempazo. También está claro que la final de los 100mariposa (por cierto, felicitarte magnamente por el articulazo que hiciste sobre la final de los 100m mariposa de los JJOO, pq me emocionó) será la prueba más competitiva. Yo veo un podio de Phelps, Muñoz y Cavic. Luego están Lauterstein, Fuji, Crocker (no le veo, demasiado explosivo en los primeros 50) o Serdinov. Dame un pronóstico, maestro! Gracias!!!

Enviada por Pau-Girona (22/06/2009 15:21)

R: "Phelps es el mariposista por excelencia. Sus 50,48 segundos en Montreal son sensacionales, la mejor marca de su vida y un aviso: todavía tiene apetito como competidor. Un problema en Roma será la elección del bañador, por hablar en términos automovilísticos. La FINA ha dado hoy barra libre para el Mundial de Roma. Me parece una pésima competición porque no se sabrá dónde empieza el talento de un nadador o la ayuda tecnológica. Cuando un deporte se pierde en este tipo de hojarasca, su futuro corre peligro. En condiciones de igualdad, mi pronóstico sería: 1) Phelps. 2) Lauterstein. 3) Cavic. Crocker no participará en los Mundiales. Está de año sabático."


Buenas tardes. Como es de costumbre participé en uno de los foros de MARCA.com hablando y compartiendo opiniones con Santiago Segurola, uno de los mejores periodistas deportivos del país.

Rompiendo con el rol casi predeterminado del fútbol, intenté hablar de natación (a veces lo hago de otros deportes, pero la calurosa estación que estamos viviendo me ha invitado a hablar del deporte acuático).

Roma. No, no hablo sobre la final de la Champions ni sobre la historia de esa bella ciudad. Hablo sobre los campeonatos del mundo de natación, que se disputarán en la capital italiana del 19 de julio al 2 de agosto. La infinidad de récords mundiales que se están batiendo hace pensar que en los presentes mundiales va a nacer un nuevo referente o se va a consolidar uno de ya conocido.

La variedad de pruebas me impide -por espacio, principalmente- hablar de todas y cada una de ellas. Hablaré sobre 100m mariposa, la prueba que se ha erigido como la gran atracción del Mundial, en detrimento de los 100m crol donde en tiempos pretéritos hubo grandes pugnas entre la Rusia de Popov o la Australia del crol, tal y como ocurrió en los Mundiales de Barcelona'03 o Fukuoka' 01.

Los 100m mariposa, por su competitividad y por los grandes nadadores que nadan dicha prueba, será seguramente la más abierta de los mundiales de ese mes de julio. Es difícil hacer, ahora mismo, una previsión sobre quién va a ganar esa prueba. Pero hay varios candidatos que son fijos para llegar a la final. El morbo de esa hipotética final será el de revivir el duelo de los JJOO de Pekin, Phelps vs Cavic. 0.01s fue el tiempo que separó a esos dos nadadores y de mucho enojo fue la reacción de la delegación serbia, ya que consideraron que OMEGA (la empresa que se encarga de los cronometrajes y principal colaborador de la Federación Estadounidense de Natación) les "birló" el privilegio del oro. Aún así, el mundo mediático de la información apenas ha recibido noticias del serbio afincado en Estados Unidos. No sé lo que ha estado haciendo durante todo ese tiempo, pero me da a mi que se ha estado preparando magníficamente bien. La final de Pequín le debió doler de lo lindo.

Otros nadadores que se han ganado a pulso estar en esa hipotética final que estoy elaborando son tales como Andrew Lauterstein. En enero del presente año el australiano, con solo tres semanas de preparación, hizo un estratosférico tiempo de 51.13s. Además ha mejorado los 100 crol, una prueba que estaba siendo un handicap para el austral. Esa mejora es comparable a la del español Rafa Muñoz. Sobradamente es conocida la "aplicada" gestión de la Federación Española de Natación y los problemas internos que hubo hace tiempo entre la misma y el seleccionador de origen italiano, Maurizio Coconi. Con una federación que no invierte lo suficiente (afortunadamente tras los éxitos de la natación española, va aprendiendo muy paulatinamente que hay que invertir más), Muñoz emigró a Francia, al club donde se forjan nadadores de altísima magnitud que no necesitan presentación alguna, tales como Alain Bernard, Laure Manadou, Frédérik Bousquet o Émile Lacourt. Con una concepción de músculo y explosividad, Muñoz es un producto de origen nacional, pero con motor francés. La comprobada mejora llegó en los Campionatos Nacionales de España, el cinco de abril de este mismo año. Nadie conocía mediáticamente al corbodés, prueba de ello fue que su récord del mundo de 50m mariposa (importantísimo, arrebantándole el mismo récord al surafricano Roland Schoeman) fue grabado por una cámara doméstica y apenas hay información visual sobre ello. A partir de ahí fue demostrada la calidad de un español que con el récord del mundo de 50 mariposa demostró que él también era un serio candidato al título mundial y que sería el gran estandarte español para resucitar la gran época dorada de la natación nacional que se apagó en Barcelona' 92 con el espaldista Martín López-Zubero.

He hablado sobre una hipotética final, pero no sobre quién la ganará. Y es que en el mundo, en cada competición disputada, nace una nueva estrella de la natación mundial y seguramente los presentes Mundiales de Roma nos darán a conocer una estrella de la mariposa. Phelps, Cavic, Muñoz, Ryan Piini, Serdinov, Lauterstein, Fujii, Subirats-Altes, Dundford... son los que seguramente se disputarán el gran trono olímpico, que dependerá de la flaqueza mental y física (como la de Phelps en los JJOO, que medida iba disputando pruebas se apreciaba mucho más su cansancio) y, sobre todo, de la guerra abierta de bañadores que existe.

La respuesta la tarde del sábado 1 de agosto, en una gran final que mobilizará el mundo entero.


Pau Lladó i Rebull ©

1/6/09

Un año para la historia.

Hoy escribe mi buen amigo Jordi Bofill. Espero que os guste tanto como a mi.



Maravilloso, increíble, delicioso, espectacular, enorme, inmenso, estupendo, “collonut”… miles de adjetivos con los que podríamos describir este enorme año que hemos vivido y en todos nos quedamos cortos. Este ha sido el año del futbol, el año del Barça, el año de Guardiola, el año del “tiki-taka”, el año de la afición, el año donde realmente hemos disfrutado de un juego de dibujos animados… Ha sido el mejor año de nuestras vidas, una temporada que jamás olvidaremos. De esas temporadas que dentro de muchos años nos seguirán sacando una sonrisa. Porque más allá del tiempo esta la historia, y la historia marcará por siempre que este ha sido el año del triplete, el año donde el Barça destrozó y bailó a todos los equipos del mundo..

Y de que manera se ha logrado… con una autoridad incontestable… demostrándose semana a semana que no hay equipo mejor que el… que el único rival ha sido siempre el propio Barça… Ha sido un equipo cien por cien Guardiola… con estilo, sentimiento, orgullo, calidad, superioridad…

Hemos pasado en un año de una de las peores temporadas de nuestra historia a la mejor… hemos pasado en muy poco tiempo de un cierto odio a la mayor de las euforias… Ha sido un cambio demasiado grande como para ser conscientes de ello, ahora solamente debemos esperar que esto no se estropee… Si, es cierto, no todos los años se va a ganar todo, ni se jugara tan bien como en este… pero la actitud, el ser un equipo, los valores que hacen que el Barça sea siempre el Barça no los debemos perder jamás… esta seguirá siendo tarea de Guardiola, confiemos en el, si nos ha llevado hasta aquí demuestra que está perfectamente capacitado para ello…



LAS CLAVES


Hay muchos momentos que considero claves para la consecución de este año histórico. Muchos instantes que en otras temporadas se hubiera elegido la opción incorrecta y nada hubiera sido lo mismo. Todo empezó en verano, con la gran decisión (siempre en mi opinión) de contar con el mejor goleador del futbol mundial en estos momentos, Samuel Eto’o. Todo el mundo le critica, todo el mundo le quiere vender, nadie discute su calidad pero si su actitud. Muy pocos éramos los que confiamos en el y gracias a Dios, Guardiola fue uno de ellos. 35 goles oficiales al término de la temporada, ninguna declaración fuera de tiempo, su entrega total y absoluta hacia los colores azulgrana han demostrado que la decisión inicial de venderlo no hubiera sido la correcta. Este verano seguirá habiendo debate pese a haberse convertido en el tercer máximo goleador de la historia del club, pese a quedar segundo en la lucha por el Balón de Oro, pese a ser el goleador en la final de Roma… Personalmente, espero que no se equivoquen… Nadie es como el… Una de las decisiones que han ayudado enormemente a que este equipo completara esta gran temporada ha sido la recuperación anímica de Thierry Henry… Esto es mérito única y exclusivamente de Guardiola. Gracias mister, muchísimas gracias… Henry ha estado enorme, ha demostrado ser el gran jugador que en su primer año blaugrana no apareció. Todos nos lo merecíamos…



LA SUERTE DE LOS CAMPEONES


Siempre ha aparecido, durante todo el año… Desde la victoria en Gijón (jornada 3), cuando lo que no hubiera sido sumar los 3 puntos nos situaba en zona de descenso, hasta el gol de Iniesta en Stamford Bridge que nos llevaba en volandas hacia la final de Roma. Bien es cierto que la suerte hay que buscarla, que hay que merecerla… y en eso también hemos sumado un nuevo título. Nos la hemos ganado, nos la hemos merecido, ya que no haber conquistado todo lo que hemos logrado no hubiera sido justo. En uno de los peores momentos de la temporada llegamos al Santiago Bernabéu. Pasamos de tener 12 puntos de ventaja a quedarnos en 1 cuando Higuaín avanzó al Madrid. Y volvió a salir el Barça, sin complejos, sin respeto, sin miedos… 2-6… Incontestable, enorme… tal cual ha sido el juego del equipo a lo largo de toda la temporada. Y no solamente eso. En la final de Copa nos volvió a suceder. Llegábamos sin Iniesta, sin Henry, con dudas… y marcó el Athletic. Y por unos segundos la gente dejó de confiar… y los jugadores volvieron a aparecer para darle la vuelta al marcador y bailar al rival… 4-1… era la primera celebración del año. Es el ejemplo de lo que ha sido el Barça a lo largo del año… ha bailado a los rivales, ha jugado con ellos, se ha gustado, se ha quitado los miedos y complejos de encima, no ha entendido de nada que no fuera buen futbol… y así los resultados acaban llegando… triplete… lo que nunca nadie había logrado en tantos años de la historia del club.



EL FUTURO


¿Y ahora qué? Más allá de las altas y bajas que sufra esta plantilla (que necesita muchos retoques), no hay que perder las señas de identidad que han elevado a este equipo a la categoría de histórico. Guardiola, en su presentación, prometió lucha, entrega, sacrificio… que esos valores no sean en vano. Debemos seguir luchando en cada balón, en cada minuto, en cada partido… sin pensar más allá, viendo cada partido como si fuera el último… solo así se logra lo que este equipo ha logrado. No debemos escatimar en fichajes ni en dinero si realmente hay que confeccionar otra gran plantilla. La siguiente temporada habrá 6 títulos en juego, y no se puede tener un equipo de solamente 14-15 jugadores. Están de más los Hleb, Gudjhonsen, Cáceres y compañía. Jugadores que no aportan nada, y que si fuera por su calidad no nos hubiéramos llevado ni el Gamper. Debemos lograr un banquillo equilibrado, no hace falta que sean “Messis”, pero si debemos tener la confianza de que si el jugador que supla a un titular tiene que saltar al campo, no se notará el cambio. Un equipo lo forman 22 jugadores, todos, absolutamente todos deben ser importantes. Es cierto, siempre habrá jugadores más decisivos que otros, pero el bloque es lo que debe de primar. Espero volvamos a disfrutar. Espero volvamos a sonreír gracias a este equipo…