Desde el primer segundo el equipo inglés supo qué había que hacer. El Barcelona, en cambio, sufrió física y psicológicamente el acecho del equipo londinense. Me decepcionó el Chelsea, me decepcionó bastante... y no estoy copiando las reacciones de la entidad barcelonista. Hablo como espectador y amante del buen fútbol, defraudado con el juego del equipo del magnate ruso.
Argumentos?

Por parte del Barça, Valdés estuvo espléndido y, una vez más, calló muchas bocas demostrando que, en el uno contra uno, es de los tres mejores porteros del mundo. La defensa estuvo correcta, en general. El medio centro y la delantera, si bien estuvieron algo precipitados durante la primera parte y los diez primeros minutos de la segunda, jugaron de una manera correcta, haciendo gala de lo que ha sido el Barça durante la temporada. No entendí algunos cambios, por ejemplo los de Bojan o Hleb, dos jugadores que ahora mismo no están preparados para jugar la máxima competición europea.
El resultado final fue de empate a 0. A pesar de todo, el Chelsea lo tiene todo de cara para clasificarse para la final de Roma. El conjunto londinense ayer ganó en lo físico. El Chelsea tiene una resistencia física mayor a la de cualquier equipo que se haya enfrentado al conjunto catalán. Además va de la mano de Hiddink, el, para mi, mejor entrenador del mundo. ¿Razones? Lo que hizo con Corea, Australia y Rusia. Tres países de un fuerte poder económico que precisaron de sus servicios y triunfaron. Ese último país es la patria del magnate del petróleo, Roman Abramovich, actual máximo accionista del Chelsea. A partir de ahí, moviendo todos los hilos posibles, Hiddink se convirtió en el entrenador y psicólogo del conjunto londinense, transformándolo en uno de los mejores equipos de Europa después de una más que decepcionante primera vuelta de campeonato inglés.

El partido del sábado frente al Real Madrid -el gran Clásico, la máxima expresión del fútbol moderno que transciende de lo deportivo- tendrá mucho que ver con la vuelta de las semifinales de Champions. Si el técnico de Santpedor quiere hacer algo positivo el miércoles en Stamford Bridge, en el Bernabéu tendrá que hacer los cambios precisos para activar psicológicamente al equipo para la vuelta de la Champions. Sylvinho, Martín Cáceres, Keita... serán algunos de los nombres que tendrían que, por lo menos, participar en el gran clásico. Mi alineación ideal para miércoles en Stamford Bridge es la siguiente: Valdés; Sylvinho, Piqué, Abidal, Alves; Xavi, Touré, Iniesta; Henry, Eto'o, Messi. Habrá más espacios y un equipo como el Barça sabrá aprovecharlos, seguro. Por otro lado, mi alineación para el gran Clásico sería: Valdés; Abidal, Piqué, Puyol, Alves; Xavi, Busquets, Keita; Iniesta, Eto'o, Messi. ¿Razones? Henry tiene una edad y conoce la Premier como nadie en el conjunto blaugrana y Touré es esencial en lo defensivo.
El Barça se juega toda la temporada en una semanita. Cuatro puntos y un partido a vida o muerte... Todo ese magnífico y plástico juego que ha desplegado no va a servir de nada si fracasan. Como la Holanda mundialista de 1974 y 1978 o la Brasil del mundial de El Naranjito, el Barça ha desplegado uno de los más bellos juegos de la historia. Esperemos que el final sea diferente al de esas selecciones que marcaron un antes y un después en la historia del fútbol.
Pau Lladó i Rebull ©